Aún le tocó andar en carreta en su niñez. Era una "niña bien" de la ciudad de México. Pudo hablar inglés viéndo películas y se casó con un tal Mike con quien llevaba una relación moderna para su época, nunca tuvo hijos y cuando ella estaba en los 40's enviudó heredándo una fortuna, una casa en Los Ángeles otra en Tijuana y una pensión mensual con la que compraba perfumes y hasta le sobraba para compratirla con sus sobrinos y casi con cualquier necesitado. Viajaba con frecuencia entre LA, Tijuana, NY y México. Le gustaban los collares de perlas con los que me dejaba jugar metiéndolos y sacándolos por el pico de su alhajero con forma de cisne. Alicia se murió el pasado 27 de Enero dormida en su cama en la Petrolera, Azcapotzalco donde vivió junto a su hermano (Mi bisabuelo) los últimos 15 años de su vida. A pesar de haber dado tanto muy fuímos muy pocos a enterrarla y otros pocos le lloraron. Comprendí que a algunas personas se mueve por interés y conveniencia. Muerta ya no podía firmar cheques. Confirmé lo que pienso al respecto amistad y amor. Nunca había visto un entierro tan vacío.
Esa ilustración la hice una noche mientras la cuidaba en el hospital pocas semanas antes. No pude dormir por mi asombro al ver cómo un mujeron puede agotarse enferma en una cama de hospital. Por el alzheimer se le olvidamos todos, se le olvidó comer, sonreír y se le olvidó hasta su vanidad pero yo la recordaré enfundada en un vestido negro, lentes oscuros, collar bicolor de perlas, carterón bajo el brazo, guantes largos, zapatos de medio tacón de satén negro y ese olor al que yo identifico como "viejita" de Chanel No.5. Fue una de mis primeras musas.
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