Él y yo nos conocimos un 2 de Noviembre después de las diez de la noche, el flechazo fue inmediato aunque él ya se había enamorado de mi antes de conocernos. No estábamos conscientes de lo que sucedería.
Nuestra relación empezó como cualquier otra, él me amaba, me presumía con sus amigos, con sus papás. Yo era su orgullo, su trofeo y aunque hace poco me enteré que ya había tenido otros antes, yo fui a quien más disfrutó, a quien más amó. Por mi parte puedo decir que también lo amaba, lo admiraba y quería ser como él, me gustaba la forma en cómo la gente lo miraba, como se vestía, su olor, era un rey. Con el tiempo se dio cuenta de que yo no era lo que esperaba. Su alcoholismo y ego no le permitíó ver más allá de su frustración y el rechazo apareció. Empezó a alejarme, a ser indiferente, a tratarme mal, a humillarme, insultarme, llegó incluso varias veces a golpearme.
Hoy han pasado muchos años de eso. Antier cumplió 44 años y a pesar de verlo casi todos los días puedo decir que le conozco muy poco y a grandes rasgos lo describo como un gran maestro de actuación y chantaje con carácter detestable. No tolero la forma en que me mira, ni el tono de su voz, me incomoda estar a solas con él. Le tengo un gran trozo de resentimiento, unas muchas quejas y reclamos, unos "te quiero" que tengo por ahí escondidos debajo de mi orgullo, un hueco en el alma que nadie me ha podido llenar y la esperanza de que algún día lo pueda ver sin escozores.
Esa es la relación más larga y complicada que he tenido con un hombre del que además llevo su mismo nombre... Mi papá.
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Yo de 1 año y él de 23, Acapulco 1990. |