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Marketing & Makeup Artist.

agosto 04, 2009

Mi socio

Me exijo demasiado cuando algo me interesa, me apasiono y concentro toda mi energía y tiempo en ello. Cuando eso sucede, es tan intenso que no puedo ni dormir, siento un terrible impulso a tomar papel y lápiz para esbozar mis ideas y hacer algunas notas. El tiempo se pasa en un instante y al ver el reloj, ya pasan de las 3:00 a.m.
Cuando tengo tal o cual proyecto que me interesa y tengo que desarrollarlo junto a una o más personas, deseo que sean imaginativas, espontáneas, divertidas, que hablen rapidito, directo, concreto y con seguridad por que cuando yo tengo que dar propuestas, siempre estoy convencido de que mis ideas son las mejores y antes de abrir la boca, procuro tener todos los argumentos necesarios para validarlas, siendo flexible para aceptar opiniones o modificaciones.
Pero, ¿Qué haces cuando ese equipo es con tu pareja y no coinciden? Yo supongo que disfrutarlo, tomando en cuenta la -ya pulida comunicación-, la complementación de ideas, la tolerancia, el compartir decisiones; pero tengo un conflicto con eso:
... Es muy difícil trabajar con tu pareja cuando los dos son como toros chocoando los cuernos, con la misma fuerza y el mismo carácter: temperamental, explosivo y con ego enorme.
Retrospectiva: Mi papá es arquitecto. Es neurótico, histérico, "desesperadito", impaciente, intolerante y se creé perfecto en su chamba. Algún día vi cómo trató a un albañil enseñándole a gritos y malos modos como debía hacer el trabajo... Desafortunadamente, a falta de consciencia, nos convertimos en lo que más odiamos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

... ¡conflicto resuelto!

Anónimo dijo...

es bueno entregarlo todo pero cuando lo hagas nunca esperes algo a cambio, si no es así mejor no lo des.

Marco Sándor dijo...

¡Ajá!, eso me sonó a clichè!
Una relación amorosa no es beneficencia, "dar sin recibir" lo hacen los filántropos, ¡yo no!

P O L Y V O R E